We can be heroes
al menos por un día, canta Bowie. Y yo, cada vez que me junto con las amigas de siempre y termino discutiendo sobre los "espacios de alternativa" que tenemos que encontrar para movernos en este mundo cada vez más complicado...
Por suerte, en la cofradía de gurus The Edge hay gente como Philip Zimbardo que piensa con más claridad, me da argumentos y, sobretodo, casi una receta para seguir cultivando la convicción de que, si se quiere, se puede hacer la diferencia.
En fin, este señor Zimbardo en los años 70 hizo un experimento psicológico (The Stanford Prison Experiment) en el que probó que ciertas circunstancias pueden transformar a un pacifista hippie en el clon más exacto de Hitler. Tan brutal fue lo que pasó durante la experiencia que lo que iba a ser un experimento de 15 días, terminó en en seis.
Ahora y después de analizar las causas del mal, empezó a estudiar la otra parte: por qué y cómo es que algunas personas no caen bajo la seducción del mal, y basicamente pueden enfrentar el sistema y decir: No. Yo por ahí no voy.
lean.
"Cultivating the heroic imagination involves just two aspects. First, thinking of yourself as an active person rather than a passive person: thinking of yourself as somebody willing to get involved; to move off the safety spot of minding your own business; to take a decisive action when the world around you looks the other way. Second, thinking less about yourself, less about your ego, your reputation, less concerned about looking foolish, making a mistake, upsetting someone’ s apple cart, and becoming socio-centric – more concerned for the well-being of others or upholding a moral imperative. Perhaps it also entails a dash of optimism, so that you believe you have the power to change something bad by your actions..."